Un recuerdo llamativo de lo que realmente pensamos sobre África. Un análisis entretenido sobre hechos y argumentos históricos de las relaciones entre el África negra y las civilizaciones mediterráneas.
Me llamó la atención el ensayo del profesor Corachán sobre el tema africano, no porque no lo relacionase con el tema, sino porque desconocía su literatura reciente al respecto, así como el contexto filosófico, histórico y social alrededor del desconocimiento monumental de África y su historia. Y cuando hemos compartido dedicación, no sólo con la salud internacional, sino también con el mundo de la inmigración y por tanto con conceptos como el de alteridad, es imperdonable no relacionarlo todo.
Me llamó la atención el ensayo del profesor Corachán sobre el tema africano, no porque no lo relacionase con el tema, sino porque desconocía su literatura reciente al respecto, así como el contexto filosófico, histórico y social alrededor del desconocimiento monumental de África y su historia. Y cuando hemos compartido dedicación, no sólo con la salud internacional, sino también con el mundo de la inmigración y por tanto con conceptos como el de alteridad, es imperdonable no relacionarlo todo.
Manuel Corachán no será un historiador, como reconoce, pero se nota que
está al día de los argumentos y teorías historicistas de interpretación de
ciertos fenómenos, y tiene muy claros los conceptos a la hora de plantearlos y
razonar pros y contras, así como criterios científicos no sólo como médico,
sino que utiliza metodologías como la de la “New Oxford World History”, que
combina los patrones sociales huyendo del clásico eurocentrismo y de
perspectivas unilaterales.
Pues bien, el autor plantea claramente el objetivo de su obra, centrándolo
en ilustrarnos con las razones en nuestro entorno para ignorar y desdeñar la
historia de África previa a los descubrimientos, y contribuir a deshacer ese
entuerto y la idea de que los africanos son gente primitiva y que no tiene nada
en común con nosotros. Y lo hace desgranando una serie de hechos históricos que
explican por sí mismos, y con diferentes argumentos concretos y razonamientos,
las relaciones históricas (y pre-históricas) de la África “negra” con Egipto
(también africano, y negro en inicio), y con la zona mediterránea en general y
la civilización helénica en concreto.
Así, repasa razones para esa ignorancia, desde la Ilustración, las
fabulaciones a partir de relatos de aventureros y en definitiva toda una imagen
distorsionada a propósito, que perdura. ¿Por qué, si no, nos comparamos con
cualquier país africano cuando algo en nuestro país no funciona? Y ¿por qué la
historia oral no es historia, y el relato oral de la Ilíada de Homero sí lo
es?, nos hace preguntarnos. Dejando aparte el valor olvidado de los manuscritos
de Tombuctú. La reacción de África tardó (La “Négritude”, anglófonos y
lusófonos después). Ninguna reacción por nuestros lares.
Recorre luego el papel de Herodoto, la importancia del Sáhara y la tierra
de los “garamantes” en la interacción de África y el Mediterráneo, repasa sus
antecedentes prehistóricos e históricos, así como los períodos minoico y
micénico en el mar Egeo, y con especial profundidad la relación del África
negra con el Cristianismo, con Bizancio, y con el Islam.
A destacar el papel, aunque con evidencias escasas, de los “pelasgos” en
las conexiones prehistóricas. Así como el hecho gráfico de que 13.000 años
atrás “todos éramos negros”, y sólo después aparecieron hombres de piel clara,
y en congruencia, los genes de despigmentación. Y más gráfico aún, el hecho de
que si geológicamente movimientos tectónicos acercaron Europa y África hace
millones de años conformando el Mediterráneo actual, aún se siguen acercando 2
cm. anuales. O que la celebrada Hipatia era negra.
Llama la atención también que la vacunación de Jenner pudiese ir precedida
de inoculaciones de material humano usadas en China, India y África, aunque la
vacuna la mejoró.
Se recuerda un discurso de Sarkozy en Dakar, sintomático
de sentirse ajeno a África, y que suscitó nada menos que un libro recogiendo
múltiples artículos con argumentos en contra: Petit précis de remise à niveau
sur l'histoire africaine à l'usage du président Sarkozy.Ba
Konare Adame (dir.).
En fin, el autor desgrana otros muchos datos. Para una historia más
integral y ordenada, hay que referirse a su anterior obra, de 2013, “Historia
del África negra precolonial: La historia que Occidente ignoró”.
Parece que en los últimos años se prodigan obras al respecto, como la de Eric
García Moral, Breve historia de África Subsahariana (2017) o Jacques Depeldrin,
“Por una recuperación de la historia africana” (2015). Ya en el campo de la
literatura, es de destacar Teresa Álvarez, con “Descolonizar la palabra” y su referencia a la obra de
Amadou Hampôté Bâ, destacado difusor de la cultura africana en el S.XX.
En definitiva, mucho que reasignar en nuestros conceptos sobre África.