dissabte, 31 d’agost del 2019

TODOS SOMOS AFRICANOS. Manuel Corachán


Un recuerdo llamativo de lo que realmente pensamos sobre África. Un análisis entretenido sobre hechos y argumentos históricos de las relaciones entre el África negra y las civilizaciones mediterráneas.

Me llamó la atención el ensayo del profesor Corachán sobre el tema africano, no porque no lo relacionase con el tema, sino porque desconocía su literatura reciente al respecto, así como el contexto filosófico, histórico y social alrededor del desconocimiento monumental de África y su historia. Y cuando hemos compartido dedicación, no sólo con la salud internacional, sino también con el mundo de la inmigración y por tanto con conceptos como el de alteridad, es imperdonable no relacionarlo todo.

Manuel Corachán no será un historiador, como reconoce, pero se nota que está al día de los argumentos y teorías historicistas de interpretación de ciertos fenómenos, y tiene muy claros los conceptos a la hora de plantearlos y razonar pros y contras, así como criterios científicos no sólo como médico, sino que utiliza metodologías como la de la “New Oxford World History”, que combina los patrones sociales huyendo del clásico eurocentrismo y de perspectivas unilaterales.

Pues bien, el autor plantea claramente el objetivo de su obra, centrándolo en ilustrarnos con las razones en nuestro entorno para ignorar y desdeñar la historia de África previa a los descubrimientos, y contribuir a deshacer ese entuerto y la idea de que los africanos son gente primitiva y que no tiene nada en común con nosotros. Y lo hace desgranando una serie de hechos históricos que explican por sí mismos, y con diferentes argumentos concretos y razonamientos, las relaciones históricas (y pre-históricas) de la África “negra” con Egipto (también africano, y negro en inicio), y con la zona mediterránea en general y la civilización helénica en concreto.

Así, repasa razones para esa ignorancia, desde la Ilustración, las fabulaciones a partir de relatos de aventureros y en definitiva toda una imagen distorsionada a propósito, que perdura. ¿Por qué, si no, nos comparamos con cualquier país africano cuando algo en nuestro país no funciona? Y ¿por qué la historia oral no es historia, y el relato oral de la Ilíada de Homero sí lo es?, nos hace preguntarnos. Dejando aparte el valor olvidado de los manuscritos de Tombuctú. La reacción de África tardó (La “Négritude”, anglófonos y lusófonos después). Ninguna reacción por nuestros lares.

Recorre luego el papel de Herodoto, la importancia del Sáhara y la tierra de los “garamantes” en la interacción de África y el Mediterráneo, repasa sus antecedentes prehistóricos e históricos, así como los períodos minoico y micénico en el mar Egeo, y con especial profundidad la relación del África negra con el Cristianismo, con Bizancio, y con el Islam.
 
A destacar el papel, aunque con evidencias escasas, de los “pelasgos” en las conexiones prehistóricas. Así como el hecho gráfico de que 13.000 años atrás “todos éramos negros”, y sólo después aparecieron hombres de piel clara, y en congruencia, los genes de despigmentación. Y más gráfico aún, el hecho de que si geológicamente movimientos tectónicos acercaron Europa y África hace millones de años conformando el Mediterráneo actual, aún se siguen acercando 2 cm. anuales. O que la celebrada Hipatia era negra.

Llama la atención también que la vacunación de Jenner pudiese ir precedida de inoculaciones de material humano usadas en China, India y África, aunque la vacuna la mejoró.

Se recuerda un discurso de Sarkozy en Dakar, sintomático de sentirse ajeno a África, y que suscitó nada menos que un libro recogiendo múltiples artículos con argumentos en contra: Petit précis de remise à niveau sur l'histoire africaine à l'usage du président Sarkozy.Ba Konare Adame (dir.).
 
En fin, el autor desgrana otros muchos datos. Para una historia más integral y ordenada, hay que referirse a su anterior obra, de 2013, “Historia del África negra precolonial: La historia que Occidente ignoró”.

Parece que en los últimos años se prodigan obras al respecto, como la de Eric García Moral, Breve historia de África Subsahariana (2017) o Jacques Depeldrin, “Por una recuperación de la historia africana” (2015). Ya en el campo de la literatura, es de destacar Teresa Álvarez, con “Descolonizar la palabra” y su referencia a la obra de Amadou Hampôté Bâ, destacado difusor de la cultura africana en el S.XX.
 
En definitiva, mucho que reasignar en nuestros conceptos sobre África.

dissabte, 27 de juliol del 2019

VOCES DEL FRANQUISMO. La oscuridad de la razón


El ensayo hace un repaso de la educación en España en la época de la Modernidad y hasta el siglo XX, concluyendo en el franquismo.

Se hace una reflexión sobre los trazos sociológicos del franquismo y las claves por las que se mueve su modelo educativo: no tanto confusión de los roles sino relaciones jerárquicas de ellos, con la prevalencia de la "potestas"(poder) sobre la "auctoritas". Una mala educación por descontrol. Todo basado en el miedo y la arbitrariedad, no en el respeto y la confianza.

Del "sapere aude" de la pedagogía ilustrada, a España solo llegaba, en el S.XVIII, combinaciones que interesaban con la religión, y ello sin calendarios, cursos, horarios y hasta sin escuelas en muchos casos. Los alumnos iban...cuando querían o podían.

En el S. XIX, el modelo social reflejaba los pactos liberales-conservadores. La Iglesia continuaba siendo la gran privilegiada. Las discusiones sobre libertad de cátedra acabaron con varios expedientados (Salmerón, Giner de los Ríos).

La interpretación de la modernidad del S. XX pasó por la confrontación de modelos sociales, en el primer tercio, y las fuertes desigualdades sociales y el enorme analfabetismo.

Así se llega al franquismo, que aleja a España definitivamente del nivel de Europa y frena la modernidad. El control elitista puro y duro, con la jerarquía, reducen todo al castigo físico. Es una vuelta atrás respecto a lo conseguido en la República. El exponente más claro, el reposicionamiento de la religión y la Iglesia. El profesorado, concebido ahora como "escultor", se llevó la peor parte, ante tanta arbitrariedad y revanchismo.

El estudio enfatiza su metodología cualitativa y la perspectiva de los sujetos (emic) que la explican. Así, las experiencias son diversas y varían en el tiempo, en los 35 años de franquismo y en lugar, urbano o rural. No obstante, se identifican algunos trazos típicos (el orden el silencio, los castigos, los "cuadros de honor" y medallas en aplicación y en conducta,...).

Obviamente, los cambios sociales y la evolución social y del régimen, el aumento de universitarios, el intercambio con el extranjero, etc. van removiendo las claves del régimen.

Una de las claves significativas, no obstante, continúa siendo la puesta en cuestión de la "autoridad" docente, olvidando que el verdadero sentido de autoridad va más acompañado de madurez, responsabilidad, trato amable y exigencia razonable y justa, mientras que otra visión tiene que ver más con el autoritarismo que eclipsa la libertad del educando, y que más que educar, impone.

Si pasamos por encima cierto grado de repeticiones y redactados declarativos, en general se trata de una buena panorámica reflexiva sobre el mundo de la enseñanza en España y su evolución en los últimos siglos.

Se encuentra a faltar alguna descripción más enriquecedora respecto al método cualitativo utilizado y sus aportaciones.

dimecres, 13 de març del 2019

Oto - La transición de la verdad


Un recorrido personal por los tiempos de la transición. Una historia que se complica.


He leído con sumo interés "Oto - La transición de la verdad", de Juan López Asensio, atraído por la magia del momento histórico de la novela, con espacios como Madrid, Navarra y País vasco, de tantas repercusiones políticas y sentimentales.
La atracción temática se me deshizo entre los dedos sobre las primeras páginas, a la vista de tantos personajes, de un entorno inesperado como México, y de la dificultad de seguir tanto a los personajes como sus acciones. De acuerdo que no hace falta dar todos los datos, que se supone que el lector es avispado, pero ponerlo tan difícil desanima un poco. Aunque se insinúa algo, no es hasta el capítulo tercero que se explican los motivos de la presencia en América de los personajes y se les resitúa, junto con el lenguaje, en nuestro país.

El recurso de las notas en el cuaderno introduce una especie de diario dentro de una autobiografía, en este caso haciendo propias las ideas y pensamientos.
Mucho diálogo y mucha acción, con poca descripción. Ello aparentemente ha de dar más agilidad al relato, pero no estoy seguro que se consiga. Falta situarse en el espacio y el tiempo.
Aunque los descriptivos de la transición son hechos relevantes de la misma nombrados en el relato, este se superpone sobre los mismos un tanto artificialmente. La acción de los protagonistas no se incardina demasiado en los hechos históricos conocidos, que a lo sumo van siendo mencionados y comentados por los personajes.
No es hasta la segunda mitad cuando aparecen emociones, y sólo hacia el final con algún punto de intriga. Se incorporan entonces también mayores juicios de valor añadidos a las descripciones de hechos históricos.
En suma, personalmente he gozado recorriendo el periplo de la novela, pero resalto que toda la primera mitad se hace cuesta arriba, y que los juicios de valor y las moralejas finales parecen más propios de una confesión del autor que de una novela.